CAPÍTULO 10
Carlota
quiere aprender
_Mamá, mamá….. MAMÁAAAAA_ gritaba
nuestra chiqui sweet.
Lo mío es de campeonato, me
desvelé con el enfermero de vacaciones en el mar, pero no se en qué momento me
volví a quedar dormida. Recordé la peli de celda 212 cuando el actor este calvo
con perilla gruñía MALA MADREEEE, pues esa soy yo ;)
Fue ver a Carlota, y despertar,
pero no de un sueño profundo, maravilloso y cosas de esas. Despertar en este
trayecto sin fin, despertar en DIABETES.
_Dime mi vida_ soné indiferente.
_¿me pintas unas margaritas en el
Fiso*?_ sonrisa eterna…
_¡Claro!_ busco ahora mismo unos
rotuladores.
Ojalá hubiera tenido la papelería
a mano, acabaría con las existencias de Cariocas en un plis plas, me conozco,
todo por ella.
_Cariño, ¿te conformas con un
boli?
_Claro mamá. Es que yo no puedo
pintarlas porque no se me dobla el brazo (estaba con sueros y tubos varios)
hazlo tú.
Justo aprendí en esos segundos a
controlar mi llanto frente a ella. Ya no lloraré más. A su lado no, ya esté en
plena calle con mis amigas las gafas de sol, ya pueda estar en el callejón más
oscuro. Juré en ese momento no llorar. Ni una lágrima más para esa campeona que
me tenía emocionada. Los llantos sin ella son otro cantar, maresssss
Sé que estas palabras las leen
muchas mamás y papás que han pasado por lo mismo que yo, y cuando nos
escribimos en privado, es curioso que la
frase que más repetimos sea: Son especiales. Pero es que estoy convencida de
que efectivamente lo son. Diabetes tipo1=niños especialmente valientes y
sensibles.
Suspendí Artes plásticas en la carrera, de hecho, fui
la única que suspendió la asignatura de toda la clase, y eso que éramos 62
matriculados. Mi cuento consistía en unas pipas que se enamoraban y del amor
que sentían inclinaban los girasoles que las protegían. La portada llevaba
pipas saladas de verdad, con pegamento del duro, y mucha pintura corrida. Patético.
Cuando me llamaron para entregarlo en la tarima delante de todos mis
compañeros, sólo recuerdo la risa peculiar de mi gran amiga “Pili del Rincón”
que había disfrutado en la cafetería de mi historia con los dichosos frutos
secos. Nunca más me comería un paquete viendo al Málaga de mi alma en la
Rosaleda.
A lo que íbamos, suspendería
igual en esta ocasión. De hecho suspendí. En cuanto se acercó Noelia (a partir
de ahora Noe, nuestra auxiliar de la UCI) y observó mi increíble maña saltó a
la primera.
_Carlota, pero ..¿Cómo dejas que
te haga eso mamá?. Anda, trae “pacá” el esparadrapo que lo cambiamos por otro y
pinto yo las flores.
Nos ganó, Noe, nos ganó a las
dos. Apareció con unos rotuladores y cambió la venda a Carlota. Le
pintó unas flores muy peritas*, tan bonitas que pedí que me las dibujara también a mí en el
brazo. Ya estábamos las dos tatuadas.
_Ahora, a cambio de mis flores,
vamos con tu primera inyección de Insulina. Mira Carlota, esta se llama rápida,
y te la vamos a poner cada vez que comas. Como ahora te van a traer tu
desayuno, te la pongo y luego comes, ¿vale cariño?
_Vale Noe, ¿Dónde me vas a
pinchar?
_¿Qué te parece si miramos
primero como estás de azúcar en el dedito?
_vale
_¿Me ayudas? Escoge tu dedo
favorito
_¡este!_ Entregó el meñique.
_Vamos allá. Listo, tienes 234.
_¿y eso que es?
_Carlota, ¿ya quieres aprender?
_Claro, mi mamá me ha dicho que
esto es para siempre, y que me van a traer pegatinas de Peppa Pig por ser tan
dulce. ¿Me pones ya la inyección?
Prometí no llorar, y no lo hice.
*Fiso: Celo para muchos. Lo que pegamos para envolver regalos vamos.
*Perita: guay, molón, nos gusta....etc.
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