jueves, 17 de julio de 2014

CAPÍTULO 12


CAPÍTULO 12

LE VOY A MULTAR


La mañana transcurría con el ir y venir de médicos y enfermeras, y Carlota y yo la mar de entretenidas. Esta distracción se acabó cuando la niña, (muy graciosa ella) me dice:

_Mamá, hueles fatal.

_¿qué?

_Sí, aquí huele mal_ (señala debajo del brazo)

O sea, me huelen las axilas, está claro. Necesito una ducha, pero en la UCI no creo que haya, y claro, no la dejo sola. ¿Dónde se ha metido Alfredo? Este hombre…. Conociéndole seguro que se ha ido a trabajar, y yo lo mato, directamente.

Se debió ver con la soga al cuello, pues Alfredo apareció en el mismo instante en que ya iba derechita al Ocaso*.

_Cariño, todo bien, que te cuente Carlota. Necesito una ducha.

_Si chiqs, la necesitas.

Dios, que vergüenza, ¿es que me ha olido todo el mundo? Pues yo no huelo a nada, ni bien ni mal. Pero me voy a casa, a la bañera del tirón.

Le di un beso en la frente a una Carlota emocionada con su padre contándole nuestra aventura con las flores que dibujé y luego sabiamente rectificó Noelia, con su leche sola, con su “nuevo equipo de fútbol”…. La vi feliz, y eso me hizo sonreír un poco..

Llegué a casa con las gafas empañadas, ya sabéis de que, y me metí en la cocina. De repente me olvidé del olor a pocilga que desprendía y una extraña fuerza se apoderó de mí. Abrí cajones, despensas, armarios y comencé como una loca a tirar todo producto dulce que se cruzara por mis ojos. Pido disculpas a la cantidad de personas que hubieran desayunado ese día, pero reventé galletas, botes de nocilla, batidos, Nesquick, gusanitos, tabletas de chocolate, magdalenas, sobaos, cereales azucarados…. No quería verlos jamás. Llené dos bolsas de basura y salí a la calle. ¿Dónde leches se tira la basura en este barrio? Caminé un rato que se hizo interminable y cuando lo conseguí dejar en el cubo apareció la policía.

_Señorita disculpe_ Señorita, empezamos bien, pensé.

_Está prohibido tirar basura en este horario, ¿no lo ha leído usted?

_¿¿¿¿Qué????

_Voy a tener que multarla, el horario de recogida de basuras ya ha pasado.

No debí tener buen aspecto, pelos de loca, zapatillas de correr, camiseta de hace un día, y un llanto desgarrador que sorprendió al agente como si hubiera encontrado al mismísimo diablo.

_¿Qué lleva ahí?

_BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

_A ver….

_Señora…(¿no era señorita hace un momento?) usted no está mal del todo, no es necesario que se frustre por tener que desprenderse de lo dulce, el chocolate no es sano, pero tampoco hay que exagerar, seguro que en un rato se le ha pasado. Quédese con algo.

_Mire usted, mi hija está en el hospital con una diabetes recién diagnosticada, no se cuando volverá a casa, y no quiero que encuentre nada dulce en ella.

Le dí pena, estoy convencida, y no me gustó. Ni un pelo. No quiero dar pena. Quiero que Carlota no pase por esto, es imposible, lo sé. Pero pena no quiero dar. Me giré muy digna. Y cuando llegué a casa me di cuenta de que no llevaba la bolsa con el azúcar maldito.

A la ducha, ahora sí.


*Ocaso: En Málaga, cuando hablamos del seguro de los muertos.

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