CAPÍTULO 13
Lolo el
Kiosquero
Aseada y limpita ojeé la casa,
quería que estuviera todo en orden, pero me parecía que no lo estaba. El sofá
que reinaba en el salón era horrible, lo cambiaría, las puertas lacadas en
blanco son más modernas que estas marrones, el suelo del baño está para comer
aparte. Los muebles de la cocina me parecen antiguos. STOP. Algo no va bien en
mi mente. Paso, me voy de aquí, y me olvido de asomarme por los cuartos de las
niñas. Soy capaz de mover camas, sillas, colgar cuadros….. no es plan ahora mismo.
De regreso al hospital compré
cromos de Peppa Pig.
_Buenos días, ¿me da usted TODOS
los cromos que tenga de Peppa Pig?
_Pero escucha que te diga*, acaba
de llegar el repartidor, no he abierto ni la caja.
_No importa, todos_ Dije como si
estuviera decidiendo leyes en el Congreso.
_ Niña, ¿EL albúm también?
_También. ¿cuánto es?
_Pues……. 50X1 + 12+ 23…._ cuchicheaba
_102 Euros
_ ¿Esta Peppa Pig viste de Prada?
_Mira, escucha, no la vayamos a
tener, has dicho todos los cromos, a mi me parece una burrada, más que ná
porque te van a salir un puñao repetios, pero si quieres te los quito…
_Ni hablar_ cabezona y orgullosa
como buena Leo, aunque me deje la paga.
Cuando me dispuse a sacar el
dinero del monedero, evidentemente no tenía suficiente en efectivo, y como tal imbécil
pregunté si podía pagar con tarjeta, y empecé a llorar. Otra vez. Ojo, Carlota
no estaba delante.
_¿qué pasa? Pero chiquilla, ¿vas
a llorar por los cromos?
Verá, mi hija que está ingresada aquí al lado, quiere cromos de Peppa Pig y
yo quería llevarle a la cerda si hacía falta en persona, pero no tengo ni
dinero en el bolso, y bueno, creí que haría algo bien, y no me quiero poner a
dieta aunque me multe el señor agente, y la insulina debe doler…y ….
_Vamos a ver, sube a la niña los puñeteros cromos, no se te ve mala gente. Luego me los pagas.
Anda corre, que estará esperándolos.
Adoro al Kiosquero Lolo, no está
tan pepino como el médico pero es más mono si cabe.
Subí como una bala, no se si yo
llevaba a Peppa Pig o ella me llevaba a mí, pero llegué en 0,2 segundos.
Manolo, Alfredo y Carlota. Los
tres de parloteo, ¿SIN MÍ?
Esta vez no quise interrumpir con
mis hazañas porcinas y esperé en la puerta, veía por los cristales a la chiqui
sweet pintando algo en unas hojas en blanco y salieron los dos hombres de mi vida.
A ver, sin malentendidos, el hombre más maravilloso de la tierra es Mi Alfredo,
y no lo cambio ni por 50 Manolos, pero ahora, los necesitaba a los dos.
_¿Podemos hablar?_ Dijo House.
_ofú.
_Chiqs, es el momento_ Alfredo
estaba radiante el tío.
_Venga, ¿con quién se queda
Carlota?_ a ver si servía mi pregunta y nos quedábamos con ella.
Bea salió de la nada y se
ofreció. Le sonreía a la peque como si se le fuera la vida en ello, y eso me
calmó. Carlota levantó su cabecita preciosa y nos miró a través de los
cristales. Tiró un beso al aire y nos despidió por un ratito.
_La diabetes es una enfermedad
crónica muy fácil de diagnosticar, no tiene misterio, un niño que tiene más de
200 de azúcar en sangre es porque algo no va bien, en vuestro caso Carlota
llegó con 640, demasiado sencillo. Diabetes tipo1. Y ahora toca el turno de
aprender. En este hospital os daremos las pautas para que acudáis al Materno
con una base que os permita entender mejor todo el periplo al que os vais a
enfrentar, y así os podáis ir a casa hechos unos expertos. Carlota necesita
insulina para vivir, y su páncreas no se la da, luego os explicaré como las
células Beta (cabronas) destruyen esa insulina. Nosotros, se la vamos a poner,
ahora, sois los dos el páncreas de Carlota.
Alfredo y yo nos miramos, le
quise más que nunca, juntos podremos. Tengo mucha suerte, no puedo quejarme,
cuantas madres o padres, tíos, abuelos… tendrán que llevar el peso de la
diabetes solos, desde aquí, este capítulo, por ellos.
*pero escucha que te diga: Oye bien, que pareces tonta. (También depende del tono en el que se escuche)